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Bert Hellinger descubrió tres principios básicos en los sistemas familiares que llamó los Órdenes del Amor, que son:

La Pertenencia: Todo el que nace en una familia pertenece y tiene un lugar en la familia, más allá de su actos.

El Orden: El que llega primero va primero, si tomamos el lugar que no nos corresponde creamos un desorden en el sistema familiar.

El Dar y recibir: Siempre debe haber un equilibrio entre el dar y el recibir, entre el dar y tomar.

Cuando no se cumplen los Ordenes del Amor en la familia, se crean dinámicas inconscientes que van a llevar a las nuevas generaciones a repetir o representar historias de desamor, de sufrimiento o de fracaso, así como patrones negativos o síntomas, que seguirán apareciendo, generación tras generación, hasta que alguien tome conciencia y pueda restablecer de nuevo equilibrio en el sistema familiar, con orden, inclusion y reconciliación.

El respeto de las fuerzas del Amor permite que el orden retorne a la familia y así, el vinculo sagrado entre ellos florece, donde los hijos son hijos, los padres son padres y los abuelos son abuelos, cada quien en su correcto lugar.

Así se renueva la buena convivencia entre los miembros de la familia, con respeto y comunicación, regresa la paz y la alegría, y de nuevo nos sentimos que pertenecemos, que tenemos nuestro lugar y nos sentimos en casa….