Físico: cuando hay estrés, agotamiento, dolores musculares, afecciones cardiacas, o pulmonares, hipertensión, insomnio, migraña, gastritis, enfermedades crónico-degenerativas como: lupus, cáncer, VHI, diabetes.
Emocional: si sufres miedo, inseguridad, tristeza, depresión, culpa, celos, abandono, pérdidas de seres queridos o algún otro estado emocional que desees sanar.
Mental: si deseas cambiar tus creencias sobre la pobreza, enfermedad, adicciones y mantener una vida plena, sana, amorosa.
Espiritual: si quieres reafirmar tu fe y aumentar el contacto con tu ser superior.